18 de febrero de 2019

Aprender Haciendo




Aprender haciendo (Learning by doing) implica aprender de manera natural (Schank, 2013). Un ejemplo clásico sería aprender a manejar bicicleta, lo cual obliga a hacer uso de la misma y "vivenciar" las experiencias positivas y negativas que harán posible lograr esa habilidad. Además, requiere del estudiante un genuino deseo de alcanzar el logro, así como desarrollar la actitud necesaria que lo lleve a “desear aprender”.

Se puede decir que Jhon Dewey ya hacía una aproximación al término al afirmar que “la educación no es preparación para la vida, sino es vida”. Una vida escolar que mejorará la vida extra-aula. Él pensaba que se educa para formar ciudadanos dentro de la democracia, ya la escuela es un laboratorio que puede reflejar la vida, los conflictos, cuya solución debe ajustarse a los valores democráticos de justicia, equidad, de ciudadanos, tal como se quisiera que el mundo fuera. De ahí la importancia del ambiente escolar en tanto laboratorio que promueve esos valores en los actores del experimento: los estudiantes y los profesores. Para Dewey, por ejemplo, lo sustancial no es aprender a leer, sino comprender que leer es importante, dentro de un currículo abierto, con aprendizajes continuos.

De manera que, es menester que la instrucción no sea prescriptiva, que el docente evite promover la memorización y sea capaz de crear las condiciones adecuadas para que el alumno pueda apreciar una realidad, un fenómeno; que se haga preguntas, incluso que se aproxime a la elaboración de hipótesis. Los experimentos, obviamente, sirven a este propósito, ya que despiertan el interés y generan experiencias significativas, lo cual es el fin último del “aprender haciendo”.

Este proceso transcurre como un ciclo de aprendizaje activo, que incrementa su valor cuando se traslada al ámbito de una sociedad en la que sus miembros construyen juntos, colaboran, respetan las ideas del otro, pero por sobre todo, comparten los hallazgos, reflexionan, dialogan en función de llegar a consensos que puedan ser discutidos con el profesor y entre pares, de manera que sea posible su incorporación al acervo cultural del grupo y al conjunto de conocimientos que pueden ser recuperados para el empleo en la solución de problemas diversos (la transferencia).

Roger Schank introduce el concepto de “educación bajo demanda”, el cual bien podría reflejar la instrumentación del aprender haciendo:   

Sin lecturas. Sin exámenes. Solamente habilidades del mundo real. Cursos cortos online que enseñen habilidades del mundo real en un entorno basado en aprender haciendo. A los estudiantes se les plantea desafíos, situaciones del mundo real que resuelven en pequeños grupos y que tienen como producto los mismos entregables que producirían si fuesen profesionales en activo en un empleo.
Finalmente, Schank señala el papel que ocupan la tecnología y las redes: básicamente, deben estar relacionadas con la oportunidad de aprender cosas que no se pueden aprender de otra manera. Los simuladores y los modelos virtuales son ejemplos de herramientas que pueden ayudar al alumno en su aprendizaje, así como el acceso a expertos sobre cada tema para la resolución de dudas. Esta es el aporte sustancial de Internet para la educación.

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Fuentes consultadas:






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