7 de noviembre de 2017

Tecnología y Creatividad: una visión desde la Educación Técnica


¿Qué necesidades pueden compartir profesores de artes industriales, educación comercial, educación en informática o dibujo técnico?

Se trata de profesionales formados para la educación técnica y la educación para el trabajo. Algunos pueden desempeñarse en la gerencia educativa y, posiblemente, tengan la inquietud por seguir estudios de postgrado, en consonancia con una cultura investigativa dirigida a crear y ensayar innovaciones educativas y tecnológicas, con alcance comunitario, nacional o regional.

Pero, más allá de seguir una planificación, cumplir metas a corto plazo o interpretar los deseos de un superior, estos profesionales desean causar impacto en sus organizaciones. Despertar en sus alumnos, colegas o equipos de trabajo un genuino interés por obtener logros concretos. Que se escuchen sus propuestas; quizás materializar esa idea que “sienten” puede marcar una diferencia.

La clave podría estar en ser más creativos, y si es a través de la tecnología, mejor.

Sin embargo, esta opción conlleva un cambio de paradigma en la manera como se ha concebido la administración de las TIC. “Debemos dejar de centrarnos en el dispositivo, lo importante no es el celular o la tablet, y pensar los cambios en un nivel más cultural… se dice que sin tecnología no se puede innovar. No es cierto” (Cobo, 2017).

El cambio supone, también, comprender que la tecnología y la creatividad son dos nociones complementarias. Todo desarrollo tecnológico deriva de un proceso de creación, el cual es la respuesta a inquietudes o preguntas que el ser humano se hace para entender los fenómenos naturales o sociales y buscar solución a los problemas que de ellos se deriven.

Los objetos tecnológicos están presentes en casi cualquier ámbito; esto determina la existencia de diversos mercados tecnológicos. Así, un acto creativo puede derivar en una innovación, lo cual supone su aplicación en un campo determinado y la consecuente inserción en un mercado tecnológico. “La innovación es la imposición de una novedad técnica u organizacional en el proceso de producción y no simplemente el correspondiente invento” (Schumpeter).

De igual manera, un sistema, por muy innovador que pueda ser, no funciona si no se cambian las creencias y las actitudes, de manera tal que sea posible crear un clima propicio y una cultura de innovación en la organización. Implica hacerse preguntas del tipo What if (qué pasa si…), desafiar convencionalismos, provocar (Ponti, 2011). En todo caso, demanda del individuo un pensamiento alternativo, divergente o “disruptivo” como se le ha llamado en tiempos recientes.

Se considera pertinente, entonces, que el futuro magister o especialista en educación técnica posea una formación amplia en tecnología y creatividad, la cual incluya el conocimiento de la ontología ligada a estas temáticas.

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